CBGV- Un cannabinoide versátil y fascinante

En el mundo del cannabis, la planta contiene muchos cannabinoides diferentes. Uno de ellos es el CBGV (cannabigerivarina), un cannabinoide menos conocido que, sin embargo, posee una impresionante lista de propiedades. En este artículo queremos analizar la CBGV con más detalle y arrojar luz sobre sus diversas facetas.

¿Qué es el CBGV?

CBGV son las siglas de cannabigerivarina, un cannabinoide natural no psicoactivo que se encuentra en la planta de cannabis. Pertenece al grupo de los fitocannabinoides, es decir, moléculas que proceden directamente de la planta.

La estructura química del CBGV

El CBGV es un análogo del CBG (cannabigerol) con una estructura química ligeramente diferente caracterizada por una cadena lateral de propilo adicional. La modificación de esta cadena lateral influye en las propiedades farmacológicas del CBGV en comparación con el CBG y otros cannabinoides.

¿Cómo se crea el CBGV?

Al igual que muchos otros cannabinoides, el CBGV se produce mediante una transformación bioquímica natural en la planta de cannabis. Para ello se utiliza la enzima “geranil pirofosfato olivetatol ciclasa”. Cataliza la conversión de pirofosfato de geranilo y olivetatol en la molécula precursora “ácido cannabigerovarínico” (CBGVA). Una descarboxilación posterior convierte finalmente el CBGVA en CBGV.

Influencia de la genética y las condiciones de cría

La cantidad de CBGV que se encuentra en las distintas variedades de cannabis varía en función de la composición genética de la planta y de las condiciones de cultivo. Las plantas con altos niveles de CBD o THCV, en particular, tienden a producir mayores cantidades de CBGV.

Los efectos polivalentes de la CBGV

Varios estudios de investigación han estudiado las propiedades del CBGV y cómo podría utilizarse este cannabinoide con fines médicos. A continuación se enumeran algunos de los descubrimientos más importantes:

  1. Propiedades antiinflamatorias: los estudios han demostrado que el CBGV tiene un efecto antiinflamatorio, por lo que podría ayudar en el tratamiento de enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoide o la enfermedad inflamatoria intestinal.
  2. Efectos neuroprotectores: El CBGV también muestra efectos neuroprotectores al reducir la producción de estrés oxidativo perjudicial que, de lo contrario, puede provocar daños celulares y enfermedades degenerativas en el cerebro.
  3. Actividad antitumoral: Existen pruebas de que la CBGV puede inhibir el crecimiento de células tumorales e incluso provocar una reducción de las células cancerosas. Los resultados positivos se observaron principalmente en células de cáncer de mama.
  4. Efecto analgésico: el CBGV ha demostrado que puede tener un efecto analgésico, posiblemente como suplemento o alternativa a los analgésicos convencionales para ciertas dolencias.
  5. Problemas cutáneos: el CBGV tiene potenciales propiedades antiinflamatorias y antibacterianas en relación con afecciones cutáneas como el acné o la psoriasis. Al regular la producción de sebo, podría ayudar a aliviar los síntomas de estas enfermedades.

CBGV – ¿Un suplemento a otros cannabinoides?

Curiosamente, el CBGV también influye en los efectos de otros cannabinoides como el THC y el CBD. Varios estudios sugieren que el CBGV puede atravesar la barrera hematoencefálica, lo que le confiere la capacidad de influir en la actividad de otros cannabinoides en el cerebro. Esto indica que el CBGV puede tener el potencial de aumentar la eficacia de otros cannabinoides en aplicaciones médicas o incluso mitigar sus efectos secundarios.

Interacciones sinérgicas

El llamado “efecto séquito” es un fenómeno en el que distintos cannabinoides y terpenos trabajan juntos para potenciar sus respectivos efectos en general. Esto podría significar que el CBGV, en combinación con otros cannabinoides como el THC y el CBD, puede tener un efecto aún más potente que por sí solo, lo que mejoraría aún más el uso médico de estas sustancias.


¿Cómo se puede consumir CBGV?

La CBGV puede utilizarse de varias formas, según las preferencias del usuario y el modo de acción deseado. Algunos de los métodos más comunes son la inhalación fumando o vaporizando cannabis, la ingestión oral de productos derivados del petróleo o la aplicación tópica en forma de cremas y ungüentos. Las cantidades de CBGV contenidas en el producto final varían en función del producto y de la forma farmacéutica. Por lo tanto, es importante informarse sobre el contenido de CBGV y otros cannabinoides antes de consumirlos y buscar el asesoramiento de un experto si es necesario. En definitiva, es evidente el potencial del CBGV como cannabinoide versátil e interesante que aún ofrece muchas posibilidades de descubrimiento tanto desde el punto de vista científico como médico. Debido a su posible papel en el “efecto séquito” y a sus efectos positivos en diversos cuadros clínicos, el CBGV podría contribuir significativamente a mejorar las opciones terapéuticas con cannabinoides y merecería la pena seguir investigándolo.

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